De casta dorada a casta morada
Durante mi intervención en la discusión sobre el presupuesto 2024 afirmé que carece de racionalidad, legalidad y sensibilidad social.
Junto con otros oradores señalamos, con datos duros, verificables y sólidos, que México y la mayoría de los mexicanos tienen necesidades que deberían merecer mayor respaldo que los proyectos inservibles, obesos y opacos que le interesan al Presidente y para los que no hay austeridad, ni transparencia, pero si una sensible corrupción y altos costos.
El presupuesto es un homenaje a la crueldad, la insensibilidad y la disociación de la realidad que distingue a los seguidores de la 4T.
Con tal de privilegiar la terca lógica del presidente y de consolidar la estructura electoral que subyace en su estrategia de desarrollo social, la bancada del presidente junto con sus aliados, llevan 5 años aprobando presupuestos excluyentes y sectarios, que abandonan a su suerte a los más vulnerables, que se olvidan de la cultura, el deporte, las mujeres, los niños y un largo etcétera.
Se recorta el presupuesto de programas importantes en el sector salud como el de vacunación, el de prevención y control de enfermedades, así como la falta de recursos para el mantenimiento y construcción de hospitales.
Es un presupuesto carente de beneficios sociales, irresponsable, inequitativo e injusto, pero también antidemocrático, centralista y autoritario porque no se tomaron en cuenta las propuestas responsables de la oposición, ni se tomó en cuenta a los gobiernos de los estados, a los municipios, a las comunidades indígenas, ni a los pueblos mágicos.
Es un presupuesto vengativo. ¿Es casualidad que los órganos constitucionales autónomos que se han opuesto a ser sometidos por el presidente tengan recortes importantes como el INAI y el INE, en año electoral?
Es un presupuesto clientelar. La secretaría del bienestar tiene un incremento de 129 mil millones de pesos, mismos que no llegarán a quienes más lo necesitan, porque sus programas carecen de reglas de operación para hacerlos efectivos y transparentes.
Es un presupuesto electorero porque crece para los programas que entregan directamente los recursos, sin tener control financiero, auditorías, reglas claras, ni voluntad para transparentar esas asignaciones directas.
Es un presupuesto centralista, porque siguen sin entender que programas que desaparecieron en este gobierno, son fundamentales para los estados y los municipios, como el FORTAMUN Y EL FORTASEG.
Con este presupuesto, 25 estados de la república NO tendrán inversión federal en proyectos carreteros.
Es un presupuesto insensible porque ante el desastre provocado por el huracán OTIS, el mayor presupuesto se asigna a las obras que se inundan, que no han refinado un solo barril de petróleo y que han triplicado su costo programado, mientras que para los damnificados y para Guerrero, no hay una sola asignación directa para su rescate.
Es un presupuesto que vulnera contrapesos porque tiene recortes muy importantes para el poder judicial, para el poder legislativo y para el tribunal federal electoral.
En resumen, es un presupuesto que da para mentir, para robar y para traicionar.
Le han mentido y traicionado a las niñas, niños, adolecentes, mujeres, campesinos, trabajadores, comerciantes y empresarios, para relevar a esa casta dorada de la politica que tanto criticaron, para instalar una nueva CASTA MORADA de la política que le ha robado a la nación, no como siervos, sino como vulgares ladrones de los recursos de los fideicomisos, del programa sembrando futuro y de SEGALMEX.
El presupuesto huele a venganza, irresponsabilidad, compra de voluntades y a moches discrecionales.
Ojalá, Dios quiera que la naturaleza no presente otro evento catastrófico en nuestro país, porque el gobierno está rebasado y el pueblo abandonado.
De casta dorada a casta morada