“La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política”.
– Francisco de Quevedo
La única doctrina de los conservadores es la hipocresía.
Semanas atrás la derecha mexicana desplegó desde los medios tradicionales de información una estruendosa alerta al país, sobre el hipotético espionaje del gobierno de México, fundado en la filtración del grupo Guacamaya. Pasados los días podemos afirmar que las infamias divulgadas no dieron fruto.
Es incomparable la atribución a la SEDENA de invertir 60 millones de pesos en equipos de inteligencia para combatir el crimen organizado, en relación con los 6 mil millones de pesos gastados entre los periodos de (des)gobierno de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto; donde se tiene registro, fueron espiadas más de quince mil personas vía Pegasus, dentro de las cuales se encuentran 500 políticos, activistas y periodistas; incluido el propio Presidente López Obrador.
La hipocresía es parte de la identidad panista. Días después de la campaña de desprestigio en contra del presidente López Obrador; en la ciudad de Puebla, ocurrió una involuntaria revelación por parte del Secretario de Gobernación del Ayuntamiento de Puebla, Jorge Cruz Lepe. El incapaz Secretario de Gobernación Municipal reveló, -sin intención- el actuar totalitario y antidemocrático del modelo de gobierno que representa el panista – y yunquista- Eduardo Rivera Pérez.
Jorge Cruz comentó con plena naturalidad en su comparecencia pública, que el ayuntamiento de Puebla tiene a empleadas gubernamentales infiltradas en las colectivas feministas. Dichas infiltradas informan a la segom sobre la forma de organización, estructura e intenciones de estrategias a desarrollar por parte de las colectivas feministas.
Es una vieja práctica en la forma de gobierno que ejerce la derecha, adentrarse en las organizaciones sociales para desarticularlas desde el núcleo. No es una novedad lo anterior, hace muchos años que ocurre así. Lo inusitado es que el propio secretario de gobernación de cuenta de ello y lo difunda con cierta dosis de orgullo. Vaya resbalo, cuanta incompetencia expresada en un solo momento.
Acto después, decenas de legisladores locales (incluidos diputados y diputadas del PAN), exigieron la destitución inmediata del multicitado secretario por el crimen confeso. El yunquista Eduardo Rivera se limitó a expresar que las aseveraciones de su secretario de gobernación fueron inexactas y que no sería separado del cargo. Contrario a ello tendría la insoportable sanción de asistir a un curso en materia de perspectiva de género. Vaya forma de burlarse de la ciudadanía.
Eduardo Rivera Pérez fue crítico del ejercicio de poder que ejecutaba Rafael Moreno Valle; el ex gobernador panista ejerció espionaje mediante el malware italiano Galileo, software similar al israelí Pegasus. Se calcula un gasto superior a los 12 millones de dólares por parte del gobierno morenovallista para espiar, no sólo a sus enemigos políticos, sino a los propios integrantes de su equipo de trabajo.
Aunado al actual alcalde de Puebla, en la lista de “espiados” por Rafael Moreno Valle se encuentran diversos políticos y actores sociales: el expresidente Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, José Antonio Meade, el gobernador Miguel Barbosa Huerta, así como integrantes del pan morenovallista, miembros del yunque, e incluso el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinoza, entre otros.
Diáfanas son las aspiraciones del presidente municipal de Puebla para ocupar la gubernatura en el año 2024. Lo expuesto de manera involuntaria por parte de su secretario de gobernación, debe ser analizado como un antecedente del tipo de gobierno que ejecutaría Eduardo Rivera en nuestra entidad. Un gobierno de coerción, donde la libertad de agruparse estaría vulnerada.
En lo menos se observa lo más.
Las formas autoritarias de gobierno ejercidas durante el periodo transexenal de Rafael Moreno Valle, fueron desterradas a partir del inicio de la transformación gubernamental que llegó a Puebla en el año 2019. La oportunidad de formar una Puebla humana debe aprovecharse cada segundo.
No permitamos el retorno del espionaje en Puebla, de la mano del PAN.
El PAN ha espiado a Puebla a través de Moreno Valle. Ahora el PAN espía a Puebla a través de los ojos de Eduardo Rivera Pérez.