Con el fin de realizar un corte de caja en vísperas del inicio del periodo escolar, la Maestría en Desarrollo Humano de la IBERO Puebla celebró una sesión pública con su consejo técnico en la que se exploró el rol de los estudiosos de esta disciplina en los convulsos tiempos actuales.
Para la consejera Silvia Sánchez Ochoa de IBERO Ciudad de México-Tijuana, el programa académico permite abordar, con una perspectiva humanista e integral, las múltiples violencias que se manifiestan en la realidad mexicana. “El cuidado de nosotros, de los otros y de la casa común tendrían que convertirse en temas centrales”. Recordó que la incidencia en la vida pública debe darse desde la educación a edades tempranas.
“¿Qué sería la vida actual sin lo humano?”, reflexionó el Dr. Medardo Plascencia Castellanos. El catedrático de la Universidad del Pedregal señaló que la crisis moral del mundo se debe a que la humanidad permanece arraigada a los comportamientos más elementales de su dimensión biológica, lo que impide el acercamiento a la espiritualidad y sus principios: el encuentro amoroso con el otro, la solidaridad y la empatía.
Por tanto, los desarrollistas humanos están llamados a comprender que la formación de una persona debe estar situada en la esencia espiritual y la salud orgánica. “La aportación del desarrollo humano es hacer más humanas a todas las personas que viven en este mundo”.
Mientras que algunas perspectivas académicas entienden el desarrollo como un proceso de acabamiento del ser, la Mtra. Gisel López Hernández propone un enfoque de participación de las personas en la vida social. La representante de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala percibe el desarrollo humano como un proceso psicosocial en el que el sistema educativo actúa como un servicio para la formación de personas.
Mientras que el individuo se repliega en sí mismo y actúa con base en intereses, la persona existe en la medida en que es reconocida por otras, lo que le permite comprometerse con su entorno. “El ser humano desarrollado es aquel que ha modificado algunas de sus capacidades y las pone al servicio de los demás”, aseguró la consejera.
La Dra. María del Pilar González Flores destacó que las dinámicas familiares se han visto particularmente trastocadas por el nuevo estilo de vida, donde las personas han tenido que ejercer nuevos roles de trabajo y convivencia. Por otro lado, las fricciones intrafamiliares también han derivado en altos índices de violencia
Finalmente, el Dr. Carlos Escandón Domínguez, SJ, integrante de la Junta Jesuita de la IBERO Puebla, aseguró que la antropología inculcada a los maestrantes debe estar fundada en la aceptación de la existencia de todas las personas a través de una formación interior. Esto implica que los desarrollistas asuman el reto de enriquecer a los demás y ayudarlos a detonar sus intereses.