Inseguridades
Es hora de desenredar todas esas inseguridades personales que a veces nos juegan malas bromas. ¿Por qué a veces nos sentimos inseguros respecto a diferentes aspectos de nuestra vida? Bueno, creo que en gran parte tiene que ver con nosotros mismos, aunque suene extraño.
Imagina que nuestras inseguridades son como esas pesadillas nocturnas que están ahí, esperando a que abramos la puerta para entrar en nuestras vidas. Puede que no podamos evitar sentir esos sentimientos inseguros, pero somos nosotros quienes decidimos si los dejamos entrar y tomar el control o no.
En el terreno del amor, a veces nos sentimos inseguros y no estamos seguros de si debemos abrir nuestro corazón a alguien. Pero el amor no es solo un sentimiento, es una especie de cúmulo de emociones, acciones y decisiones. Si nos gusta alguien, es una combinación de sentir mariposas en el estómago, hacer cosas bonitas por esa persona y, lo más importante, decidir amarla, incluso si eso significa ser vulnerable.
Y ahí está el tema en cuestión: la vulnerabilidad. Abrirnos al amor implica exponernos y arriesgarnos a que nos lastimen, lo que a menudo se convierte en el combustible de nuestras inseguridades. Pensamos, «¿y si no me corresponde?», «¿y si no soy lo suficientemente bueno?», «¿y si me rechazan?». Esas preguntas retumban en nuestra cabeza como jingle de partido político.
Ahora, hablamos de nuestro propios temas, el de los jóvenes. Solemos ser más propensos a lidiar con estas inseguridades, y es cierto. La juventud es un torbellino de emociones y experiencias nuevas. Pero aquí está la cosa: si no enfrentamos y abordamos esas inseguridades, pueden aferrarse a nosotros como una sombra oscura en el futuro.
Si dejamos que nuestras inseguridades nos gobiernen, podríamos perder oportunidades emocionantes, tanto en el amor como en nuestras carreras. Imagina no postularse para ese trabajo que realmente quieres solo porque piensas que no eres lo suficientemente talentoso o experimentado.
Lo mismo ocurre con el amor. ¿Y si te gusta alguien, pero tus inseguridades te impiden dar el paso? ¿Cómo sabrás si hay una oportunidad real para la felicidad si te cierras a esa posibilidad?
Así que, aquí estoy, diciéndote que no tienes que ser prisionero de tus inseguridades. Porque realmente muchas veces culpamos a alguien más de lo que sentimos y la mayoría de las ocasiones nosotros mismos somos los que nos ponemos el pie. Aceptar que todos tenemos nuestras dudas y miedos es normal, pero también es esencial darse cuenta de que podemos elegir no dejar que nos dominen.
Tu eres el único o única responsable de la felicidad o infelicidad que vives, si bien desde mi privilegio al contar con amigos y familia que siempre estarán ahí para mi hay un punto en el que sus responsabilidades afectivas son limitadas, por más que ellos deseen nuestro bienestar, nosotros mismo somos los únicos que podemos convertir nuestro anhelo en realidad.
Claro, es más fácil decirlo que hacerlo, pero es un paso necesario para crecer y encontrar la verdadera felicidad. Así que, a partir de ahora, cuando sientas que las inseguridades llaman a tu puerta, recuerda que tienes el poder de elegir si las dejas entrar o si las ahuyentas. Jamás renuncies a tus emociones, déjalas sentir, recuerda que son la único que te hará poner los pies en la tierra, pero tu decides que tanto te afecten.
No te conformes con dejar que las dudas te impidan vivir plenamente. Atrévete a ser vulnerable, a enfrentar tus miedos y a decidir tomar el control de tu vida. Por último y como aclaración, ni soy un experto, ni pretendo fingir serlo, simplemente es algo que con el tiempo y la experiencia he aprendido. Si la necesitan, busquen ayuda, de sus amigos o incluso profesional, rebotar nuestras ideas con quien sea es la única manera de acercarnos a la verdad, incluso de nosotros mismos.
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