La guerra de afiliaciones: partidos en Puebla lanzan la batalla por el 2027
Foto: Agencia Enfoque
A casi un año de las elecciones del 2024, en Puebla ya se vive una intensa batalla entre partidos políticos por ampliar sus padrones de militantes, en lo que muchos llaman una verdadera “guerra de afiliaciones”. Detrás de esta disputa no solo hay estrategias legítimas de crecimiento, sino también el uso de recursos públicos, presiones indebidas y hasta denuncias de compra de voluntades.
El objetivo no es menor: ganar terreno desde ahora rumbo a las elecciones de 2027, donde se renovarán la gubernatura, el Congreso local y las presidencias municipales.
Morena: el músculo del poder
Con el control del gobierno Federal, estatal y buena parte de los ayuntamientos, Morena encabeza esta carrera. De acuerdo con datos del Instituto Electoral del Estado (IEE), el partido guinda cuenta con poco más de 103 mil afiliados oficiales, aunque su dirigencia ha presumido cortes de hasta 250 mil. La meta no es menor: medio millón de afiliaciones en todo el estado.
Para lograrlo, se han desplegado brigadas casa por casa, módulos móviles y campañas que aprovechan la estructura territorial del partido. En algunos casos, se ha denunciado el uso de programas sociales como herramienta para captar nuevos militantes. La operación está acompañada por tecnología: escáneres, tabletas y hasta validación biométrica en algunos puntos.
Oposición contra las cuerdas
El PRI, que apenas rebasa los 40 mil militantes formales en Puebla, también busca duplicar su padrón en los próximos meses. El PAN, por su parte, se mantiene en 21 mil 784 afiliados, mientras que Movimiento Ciudadano (MC), aunque con presencia menor, reporta poco más de 19 mil registros. El PT y el PVEM rondan los 21 mil afiliados cada uno, aunque sus dirigencias aseguran que tienen muchos más “en papel”.
Todos estos partidos han emprendido campañas de afiliación para intentar equilibrar fuerzas. Sin embargo, sin el poder estatal ni recursos extraordinarios, su impacto parece más limitado y se enfrenta, en algunos casos, a la apatía ciudadana.
Recursos públicos, una ventaja evidente
En 2025, Morena recibió 116.9 millones de pesos en prerrogativas estatales, casi el doble que el PAN (59 millones) y muy por encima del PRI (34.8 millones) o el PVEM (36.1 millones). Esta diferencia no solo marca el ritmo de las campañas internas, sino también la capacidad operativa para movilizar personal, instalar módulos y entregar materiales.
Mientras tanto, partidos con menor financiamiento deben recurrir a estructuras voluntarias, donaciones o actos públicos modestos para captar militantes.
Afiliaciones forzadas y compra de lealtades
El crecimiento acelerado de padrones no ha estado exento de polémica. El Instituto Nacional Electoral (INE) ha registrado 59 sanciones a partidos por afiliaciones indebidas y uso sin consentimiento de datos personales. Morena, PRI, PVEM, PAN, MC y PT aparecen involucrados, lo que revela que las malas prácticas cruzan siglas.
Además, se han documentado centros de compra de votos en ciudades como Puebla capital y Tehuacán, donde se han ofrecido desde 500 hasta 1,500 pesos por entregar credenciales o sumarse a una estructura.
En este contexto, la línea entre una estrategia legítima y una coacción política es cada vez más delgada.
Una precampaña sin urnas
Lo que ocurre hoy en Puebla no es casualidad ni parte de la rutina partidista. Es una precampaña adelantada. Las dirigencias saben que quien controle los padrones y la estructura territorial en 2025 y 2026 tendrá la base para decidir candidaturas, movilizar votos y disputar el poder real en 2027.
La ciudadanía, sin embargo, queda atrapada en medio: presionada para afiliarse, vigilada por operadores y, en no pocos casos, desencantada ante prácticas que reproducen lo peor del viejo sistema político.
Y aquí la gran pregunta… ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
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