Marko Cortés: La Voz de la Desesperación Política
En el escenario político mexicano, las recientes críticas de Marko Cortés, líder nacional del PAN, hacia el recién elegido gobernador del PRI en Coahuila, han dejado al descubierto las grietas éticas de algunos sectores políticos. La voracidad con la que Cortés reclama posiciones en notarías, órganos autónomos y el poder judicial revela no solo una lucha partidista, sino una desesperación por aferrarse al poder a cualquier costo.
Resulta comprensible que los partidos busquen influencia en diferentes esferas del gobierno, pero la magnitud de las demandas de Cortés va más allá de la cuota partidista común. Exigir posiciones en instituciones clave muestra una falta de respeto por la autonomía y la integridad de estas entidades, así como un menosprecio por los principios democráticos.
Las declaraciones de Cortés desnudan la verdadera naturaleza de la derecha política, evidenciando una obsesión por el control absoluto, incluso a expensas de la imparcialidad y la separación de poderes. Este tipo de actitudes socavan la confianza en las instituciones y exponen una mentalidad política centrada en el beneficio propio, más que en el servicio público.
Resulta paradójico que un líder político critique la búsqueda de posiciones por parte de otro, cuando debería abogar por un sistema basado en el mérito y la capacidad. La voracidad con la que Cortés se enfrenta a la distribución de cargos revela una desesperación por mantener el poder y, al mismo tiempo, deja al descubierto la fragilidad de una ideología que busca imponerse sin considerar la voluntad ciudadana.
En última instancia, las críticas de Marko Cortés no solo señalan las luchas internas dentro de los partidos políticos, sino también la urgente necesidad de repensar la forma en que se aborda la distribución de poder. La política no debería ser un juego de ajedrez donde las fichas se mueven sin tener en cuenta el bienestar de la sociedad. La voracidad política de Cortés, lejos de fortalecer la democracia, resalta la importancia de construir un sistema político más ético y transparente, centrado en el servicio público y el respeto por la voluntad popular.
Pero la pregunta del millón, ¿qué habrán pactado en Puebla?
Marko Cortés: La Voz de la Desesperación Política