Por Román Sánchez
Los indicadores señalan que los partidos políticos no están internamente preparados para una reelección y la sociedad misma no lo aceptaría.
Es decir ¿un candidato a presidente municipal con el mismo cuerpo de regidores? ¿Y sus tribus internas?
Para el caso de Puebla, ¿los mismos diputados? ¿Bajo qué indicadores de gestión interna? Según indicadores publicados por la Agencia Reforma, diputados cuentan con una bolsa discrecional autorizada de 400 millones de pesos.
Por medio del rubro de subvenciones, que es la partida más opaca del Poder Legislativo y que es administrada por los coordinadores parlamentarios, cada mes las bancadas reciben 49.3 millones de pesos.
El monto de 400 millones sale de la bolsa que recibirán las bancadas de noviembre a junio del próximo año. Cada uno de los diputados que no pida licencia y que vaya por la reelección seguirá disfrutando en lo particular de los 75 mil pesos mensuales de apoyos legislativos y de otros 50 mil pesos, en promedio, para transporte aéreo.
A la fecha, las subvenciones no han podido ser revisadas por la Auditoría Superior de la Federación, ante la negativa de los grupos parlamentarios a aclarar el destino del dinero. La sociedad de Puebla, no discute una reelección ante la costumbre de alternancias partidistas.
Si bien, en esta ocasión surgió una tercera vía a la que le dio la confianza, discute nuevamente esa posibilidad de reelección. Algunos partidos políticos consideran a Puebla, un cheque en blanco, y no lo ven como un municipio bajo principios de teoría del poder para hallar el bien gobernar.
Normalizar cortésmente a una sociedad requiere ir más allá de los grupos internos de los partidos políticos y ver por una Puebla más dinámica y sensible a la sociedad.
Una que vaya más allá de un discurso político y vaya a las acciones concretas que los partidos políticos por el momento no han materializado.
Desde la seguridad pública, baches, salud y mano firme contra la corrupción. Nos resulta necesario tener a ciudadanos comprometidos con un gobierno honesto y preparado para gobernar.
