Por: Redacción
Decía Rudolf Von Ihering que “el Derecho es luchar”. Para comprender el caminar de América Latina hacia la justicia social, el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, compartió en un foro virtual de la IBERO Puebla sus reflexiones sobre el papel de la ciencia jurídica en el mundo pospandemia.
La emergencia sanitaria ha hecho visible una condición histórica de la disciplina jurídica desarrollada en una dinámica de desface respecto a los fenómenos de la realidad actual. Por eso, estamos frente al cambio de los paradigmas del conocimiento y de la redefinición de los conceptos del Derecho. ¿Cuáles son los retos del Derecho, por ejemplo, frente a la cuarta revolución industrial?
“¿Es posible conciliar el Derecho con la justicia? El mundo asiste a un tiempo que consolida un proceso amplio de fractura civilizatoria. La pandemia es prueba de ello”, reflexionó el Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de la Universidad Jesuita. Recuperar lo público, redefinir el papel del Estado y establecer una relación responsable con el planeta son acciones necesarias en nuestros días.
El Derecho está convocado a brindar herramientas para construir formas alternativas de convivencia, lo cual concierne también a los colegios de Derecho: “Estamos llamados a ser una Universidad histórica y asumir el reto de brindar respuestas a la realidad a la que nos debemos. Es vital que los estudiantes se pregunten cuál es ese papel histórico que están llamados” sentenció el Rector.
Esta postura fue refrendada por la Dra. Nadia Castillo, directora del Departamento de Ciencias Sociales de la IBERO Puebla, aseguró que se busca hacer una reflexión crítica de las problemáticas que nos llaman como humanidad; analizar las causas de estos hechos es clave para lograrlo.
Con una deuda histórica hacia las sociedades vulneradas, es importante preguntarse cuáles son los retos que tiene el Derecho como ciencia social ante la coyuntura agravada por la COVID-19. “Los andamiajes jurídicos están anclados a un tiempo y un espacio específicos y deben de responder a las problemáticas sociales”, reiteró.
Un nuevo modelo de Estado
Para Raúl Zaffaroni, el derecho puede entenderse como legislación, ejercicio de poder o saber jurídico traducido en jurisprudencia. En todo caso, tiene que asentarse como una construcción por y para las personas, lo que supone una comprensión global de la condición humana.
En su Encíclica Fratelli Tutti, el papa Francisco establece que la única manera en que podemos existir es respetando la existencia del otro. No obstante, la concepción antropológica actual es primitiva, reiterativa y sin un trasfondo que la sustente. Se trata del discurso neoliberal, que se contrapone a la esencia humana a través del precepto del homo economicus.
La concentración de la riqueza promete un paraíso ficticio posterior al derrame económico. “Se dice que cada uno llega a ser quién es en función de méritos propios, como si no formáramos parte de una colectividad”, evidenció el jurista. Esto ha conducido a un renacimiento de lo irracional sin precedentes. Se trata, dijo, de un sistema de ideas que encubre la realidad.
Desde hace cuarenta años, el capitalismo tradicional sucumbió ante la financiación de la economía, ello dio pie al levantamiento de las grandes corporaciones que superan a las capacidades del Estado y que son dirigidas por gerentes que no son dueños del capital. Para obtener la mayor renta en el mayor tiempo, se recurre a fraudes, endeudamientos, ecocidios, encubrimientos y prácticas ilícitas.
El poder financiero condiciona a las sociedades porque se traduce en una forma de colonialismo que crea oligopolios mediáticos que crean realidades alternativas. Los formadores de opinión se constituyen como actores políticos en campaña permanente que, en muchos casos, tienen éxito en la imposición de figuras públicas.
Por estos motivos, Zaffaroni consideró fundamental erradicar filosofía de la historia de Hegel, la cual glorifica el proceso de colonización propia de la idiosincrasia del hemisferio norte. “América Latina es el resultado de todas las marginaciones y persecuciones que hizo el colonialismo”.
Las personas marginadas ahora son concebidas como excluidas, pues no existe una dialéctica entre explotador y explotado, sino que se les concibe como seres desechables y prescindibles para del sistema.
En el cono sur del continente, el primer derecho humano que se violenta es el del desarrollo progresivo debido a que, por las numerosas condiciones de vulnerabilidad que caracterizan a la región, se vive en lo que denominó un “estado permanente de genocidio por goteo”: morimos cada día por razones silenciosas.
Advirtió que las consecuencias económicas de la emergencia sanitaria actual detonarán una nueva ola de crímenes que, a su vez, permitirán la creación de realidades que legitimen el autoritarismo y debiliten el sentimiento de comunidad. “Nadie está previniendo el delito, estamos reproduciendo ladrones. La guerra al delito es una creación que contribuye a confundir a los excluidos”.
A lo largo de la historia, el poder punitivo ha luchado contra emergencias, lo que le permitió un pragmatismo sin límites; como resultado, quienes se han opuesto a estos límites eran señalados como enemigos. Aun así, las amenazas ─reales o ficticias─ nunca fueron solucionadas por el poder.
Raúl Zaffaroni concluyó que los derechos se consiguen en la lucha. Tal ha sido el caso de los levantamientos sociales en Chile, Bolivia y Perú, que han triunfado aun en contextos de pandemia. En la América Latina pospandémica, auguró, saldrá un nuevo modelo de Estado solidario asentado sobre los principios de libertad, igualdad y fraternidad.