¿Los presidentes municipales a quien sirven realmente?
Otra de presidentes municipales, ligado supuestamente al crimen organizado, este nuevo escándalo: Gerardo Cortés Caballero, presidente municipal de Cuautempan por Morena, ha solicitado licencia por 20 días. ¿El motivo? Enfrentar acusaciones penales ¿Está prófugo? Nadie lo sabe. Pero una cosa es clara: otro municipio queda bajo la sombra de la incertidumbre.
La Fiscalía General del Estado (FGE) detalla que las órdenes de cateo se derivan de la carpeta FGEP/EAT/FEISE/PIL-I/00046/2025. Ahí, denuncias ciudadanas apuntan a Cortés Caballero por presuntas actividades delictivas: extorsión a comerciantes, cobro de piso, robo a transportistas, venta y distribución de drogas.
Pero este no es un caso aislado. Ya que en días reciente, los hermanos Uruviel, Giovanni y Ramiro N, exalcaldes de Ciudad Serdán, San Nicolás Buenos Aires y Tlachichuca, también fueron señalados por vínculos con grupos delictivos. Y luego está Ugalde, del Partido Social de Integración (PSI) en Palmar de Bravo, un municipio conocido como epicentro del huachicol.
El 22 de junio de 2017, el Ejército y el SAT realizaron un operativo en las gasolineras de Pablo Morales Ugalde, entonces alcalde de Palmar de Bravo, inmovilizando varias bombas. Semanas después, la Marina lo detuvo por presuntos nexos con bandas de robo de combustible. Pemex canceló los contratos de cuatro estaciones de servicio propiedad de su familia, distribuidas en Palmar de Bravo, Tecamachalco, Amozoc y Tlacotepec de Benito Juárez.
Estos casos no son solo escándalos. Son una vergüenza. Revelan cómo el proceso de selección de autoridades municipales se ha vuelto una simulación, donde una simple carta de antecedentes no penales abre las puertas del poder a personajes con sombras.
No es un problema de siglas, el verdadero problema es un sistema roto, donde personas con antecedentes cuestionables llegan al poder y lo usan para proteger intereses oscuros.
Las autoridades tienen una deuda histórica con los poblanos. No basta con discursos. Se requiere voluntad política para depurar a quienes aspiran a cargos públicos. Urge endurecer requisitos, establecer filtros efectivos y garantizar que quienes buscan un cargo de elección popular no sean un riesgo para la ciudadanía.
Aquí la gran pregunta es: ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
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¿Los presidentes municipales a quien sirven realmente?