Sofía Rodríguez
Con un descenso en la curva de contagios de COVID, durante marzo el gobierno de Puebla determinó reducir los días de cierres de negocios y permitir las operaciones de actividades no esenciales, que pondrían a prueba la responsabilidad de los poblanos frente a la pandemia.
Las modificaciones al decreto que regula las actividades para contener los contagios estarían vigentes a partir del 8 y hasta el 29 de marzo.
En este periodo, gimnasios, clubes deportivos, cines y museos volvieron a funcionar, aunque de forma parcial, siguiendo las medidas de prevención: sus aforos no podían rebasar el 20 por ciento de su capacidad. Los miembros de gimnasios tenían que acudir de manera escalonada y los cinéfilos dejando desocupadas determinado número de butacas para evitar aglomeraciones.
Las iglesias también podrían brindar servicios religiosos en domingo y con aforos al 30 por ciento, el transporte público regresaría a sus jornadas de 5:30 a 22 horas y la venta de bebidas alcohólicas podría realizarse de lunes a jueves.
También se permitía la venta de estas bebidas en restaurantes, máximo dos por personas. Se facilitó la operación de restaurantes con servicio en comedor aunque limitado a 40 minutos de estadía máxima.
Estas disposiciones darían pie a una recuperación económica y laboral en Puebla, que a un año de pandemia registraba un déficit de más de 30 mil puestos de trabajo registrados ante el IMSS.
Según los tabulados del Instituto Mexicano del Seguro Social, Puebla registró a marzo de 2020, cuando se confirmó el primer contagio en la entidad, 622 mil 898 empleos formales. Para marzo de 2021 apenas rebasaba los 592 mil.
Estas actividades, en su mayoría comerciales, permitirían la recuperación de puestos de trabajo que se perdieron con la pandemia; pues cabe mencionar que el sector terciario de comercio y servicios es uno de los que genera más empleos al menos en la entidad.
